

Con este corazón de ruda fresca he realizado una colonia alcanforada que aparte de conjugar el frescor y la intensidad de los aromas de la ruda y el alcánfor tiene la capacidad de despejar, purificar y proteger.
De todos los bálsamos labiales que he elaborado y que he probado este es sin duda el que más me ha sorprendido por su amorosa suavidad. Aúna la dulzura de la miel, la sabrosura del aceite de coco, la ternura incomparable de la manteca de karité además de la suave serenidad de la amapola, ella tan delicada.